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La guardia en el Boxeo

Con el nombre de guardia se conoce la postura típica del boxeador desde la que parten y se inician todos los movimientos de ataque y defensa.

Por sí misma la posición de guardia es una postura de defensa pasiva, toda vez que los brazos adoptan la actitud de protección de zonas vulnerables del púgil y al mismo tiempo interceptan o desvían los golpes del adversario. Incluso la posición de piernas permite los desplazamientos de retroceso o laterales que son parte de la defensa del boxeador.

No debemos confundir la guardia técnicamente ortodoxa con las múltiples posturas de muchos boxeadores y que son características y personales de grandes campeones.

Hace años se hablaba de diferentes tipos de guardia según los países de procedencia de los boxeadores, así vemos en muchos tratados de técnica de boxeo como se dice que existe una guardia inglesa, francesa, americana. Realmente se trata de auténticas fantasías de los autores.

Sí examinamos las grabaciones de grandes campeones americanos, observaremos que poco tenía de parecida la guardia de Joe Louis con la de Max Baer, o la de Henry Armstrong con la de Ray Sugar Robinson, y no digamos la de Tyson con la de Foreman.

La evolución de la Técnica del Boxeo a lo largo de los últimos cincuenta años nos impide tipificar las posiciones de guardia por países, ya que hoy existen muchísimos boxeadores «a la americana» en Europa o en Oriente, y otros muchos «a la europea» en los mismos EE.UU.

Podemos, eso si, hacer una matización sobre diferencias fundamentales existentes entre la guardia típica de amateur (mas acusada entre los de Alta Competición) y la guardia de los boxeadores profesionales.

La guardia amateur, es más frontal y cerrada dada la necesidad de golpeo más continuo con ambas manos.

El puño izquierdo debe estar a la altura del hombro y éste se mantiene elevado para evitar la posibilidad de golpes laterales.

El codo debe quedar situado a una distancia intermedia entre puño y hombro, es decir, el brazo debe formar una V, que tenga un ángulo entre 30 y 45º, y en vertical. El puño debe quedar a la misma altura del hombro. Sin contraer músculos.

Es un defecto muy acusado la tendencia a la verticalidad exagerada del antebrazo, toda vez que para la extensión del brazo deben realizarse en ese caso, dos movimientos, el primero para situar el antebrazo en posición de disparo y el segundo para elevar el codo en tanto realizamos la rotación del antebrazo para alinear las articulaciones (hombro codo, muñeca) y situar el puño en posición correcta de impacto.

Siendo, como es, un objetivo prioritario la economía de movimientos, para alcanzar una técnica correcta, se debe adoptar en la posición de guardia una postura correcta del brazo, como antes decimos, en V, en la que no haya que vencer la resistencia de los músculos antagonistas para proceder a la extensión total, permitiendo alcanzar la máxima velocidad y la contracción muscular violenta en el momento final del impacto, que es lo que determinará la potencia del golpe (sin olvidar, el ligero giro impulsor de pie, cadera y hombro, para aplicar el peso total en el punto de impacto).

El brazo derecho, se situará ligeramente más retrasado, a la misma altura del hombro izquierdo, adelantado al mentón y lateral a éste, con una distancia aproximada a la del dedo pulgar extendido. El codo se separará unos centímetros de la zona hepática al objeto de evitar la transmisión del efecto de cualquier golpe al cuerpo que al ser bloqueado con este brazo pudiera llegar a empujar lo suficiente al mismo de manera que su choque pudiera alcanzar la zona vulnerable del hígado.

La posición de guardia debe permitirnos la realización de todos los movimientos ofensivos y defensivos, es decir tanto las esquivas y desplazamientos, como las paradas, desviaciones y bloqueos de los golpes del rival, de manera que conservemos el equilibrio repartido en todo momento en ambas piernas, asegurando una correcta ejecución de nuestros golpes o haciendo posible el encadenamiento sucesivo de estos en las combinaciones.

Dependiendo en gran manera de las características morfológicas del individuo ( longitud de brazos, de cuello, forma de los hombros, desarrollo pectoral, etc…) tendremos aparentemente diferentes formas de guardia aún cuando hayamos partido de los mismos principios fundamentales y básicos.

Los estilos característicos vendrán dados (o deberán venir) por la experiencia del propio atleta y por el mejor aprovechamiento de sus condiciones y características. Sobre todo por su dominio de la técnica.

Nunca, como suele ocurrir en muchos casos, por la suma de sus defectos y vicios de postura. A veces se confunden los errores de enseñanza, o se pretenden justificar, con supuestos e inexistentes «estilos personales».

Daniel Romero

Daniel Romero apasionado de los deportes de contacto y fundador de SpaceBoxing.

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